miércoles, mayo 03, 2006

ECONOMÍA & MERCADOS. ¿PROBLEMAS EN EL NUEVO BRETTON WOODS? REPASEMOS LAS CRITICAS AL ORIGINAL
. Gilles Grin. "L'évolution du systeme monétaire international dans les années 1960: les positions des économistes Robert Triffin et Jacques Rueff", Relations internationales, No. 100, 1999.

Con la onza de oro operando en $675, es difícil evitar la sensación que algo importante está sucediendo en el sistema monetario internacional. David Ranson, economista de H.C. Wainwright, piensa que la suba de la onza de oro es la antesala de la "destrucción del papel-moneda en escala mundial" (*).

Sin ir tan lejos, me pareció interesante ―dada las dificultades del "Nuevo Bretton Woods"― recordar brevemente las ideas de los dos grandes críticos del sistema original: Jacques Rueff y Robert Triffin. Estos economistas dominaron el debate en los 1960s, tanto desde el punto de vista del diagnóstico como desde el punto de vista de las probables soluciones.

Rueff y los "déficits sin lágrimas"
Para Jacques Rueff (1896-1978), el principal asesor financiero del presidente francés Charles de Gaulle, los sistemas monetarios basados en una moneda internacional de reserva estaban destinados al fracaso porque creaban la ilusión de ausencia de ajuste en los países deficitarios.

En un sistema de patrón-oro, la tasa de interés es el principal mecanismo de ajuste de los desequilibrios comerciales. En un sistema de patrón-dólar, en cambio, los países superavitarios "reciclan" dólares en el mercado de crédito de Nueva York, creando una "doble pirámide de crédito" ― una situación por definición inflacionaria.

Este era, según Rueff, el secreto del "déficit sin lágrimas" de los Estados Unidos. La solución era volver al patrón-oro, es decir a una unidad de cuenta que no sea el pasivo de nadie. Rueff le aconsejó a de Gaulle la conversión de las reservas de Francia a oro, política que el Général aplicó agresivamente a partir de finales de 1964.

La paradoja de Triffin
Robert Triffin, economista belga radicado en los Estados Unidos, formuló en 1960 su famosa "paradoja". Cuando aumenta el volumen del comercio internacional, pensaba Triffin, crece la demanda por una unidad de cuenta y un medio de pago único para bajar los costos de transacción. Esto ciertamente sucedía en los 1950s/1960s.

El problema es que esa unidad de cuenta y ese medio de pago, al ser un pasivo del gran país deficitario, funciona mal como reserva de valor: hay cada vez menos oro respaldando cada vez más dólares. La solución de Triffin era crear nuevos instrumentos de liquidez internacional, adaptados para cumplir todas las funciones del dinero.

El precio actual de la onza de oro parece darle la razón a argumentos "a lo Rueff": vamos a un desenlace inflacionario. Las autoridades chinas, en cambio, parecen razonar "a lo Triffin": valoran más las exportaciones al gigante (dólar como unidad de cuenta y medio de pago), que la potencial pérdida de capital sobre sus reservas (dólar como reserva de valor).

Mi sensación es que todavía hay tiempo para "zafar" del desenlace inflacionario ― a menos que aparezca un "De Gaulle asiático".

(*) "Paper money ―not gold―is going down the tube", Financial Times.