lunes, julio 07, 2008

FRENOS & CONTRAPESOS. LA SOLEDAD DE CRISTINA: UNA PÁGINA DE MARGUERITE YOURCENAR
. Franco Lindner: "La Presidenta desolada", Noticias

Leí con atención la nota de Noticias sobre "la soledad de Cristina". El texto ofrece una perfecta ilustración de un principio clásico de la ciencia del gobierno: el poder ejecutivo no se divide. En su reciente biografía de Napoleón entre 1796 y 1807, Dominique de Villepin relata los "debates" en el Directorio francés: ¡Peleas de gladiadores! Algo muy parecido estamos presenciando en el poder ejecutivo de la República Argentina. Las fuentes obtenidas por Franco Lindner aseguran que "en Olivos ya no se puede estar. ¡Pegan cada grito!". Edi Zunino, en una nota para Perfil, asegura que una exasperada Presidenta llegó a exclamar: "¡La Presidenta soy yo, carajo!" Nada de esto sorprende al estudioso de la división de poderes: lo hemos documentado ampliamente en este blog.

Cristina, Marguerite Yourcenar & el Emperador Adriano
Mientras recopilaba mis primeras impresiones sobre la Argentina, recordé el caso del emperador romano Adriano (AD 117-138). Estamos en AD 117: Trajano muere en el Este, en medio del caos generado por el fracaso de su expedición conquistadora. Pocos dudan que el individuo más indicado para sucederlo es Adriano: fue nombrado cónsul por segunda vez (para el año 118); toda su carrera transcurrió bajo la protección del extinguido César. De todas maneras, persiste cierta ambigüedad. Algunas versiones indican que Trajano deseaba actuar como Alejandro Magno, dejando su puesto abierto a la competencia. Adriano posee una "carta de adopción" por parte de Trajano —el método común de sucesión desde Nerva— pero no fue escrita por el César en persona, sino por su mujer Plotina (amiga de Adriano). No todos desean verlo Emperador. Adriano decide actuar con velocidad y ... ¡ferocidad!

En pocas horas caen asesinados todos los rivales potenciales: Lusius Quietus, Avidius Nigrinus, Publilius Celsus y Cornelius Palma — todos hombres de confianza de Trajano. La Historia Augusta, la (no muy confiable) serie de biografías imperiales escrita en el siglo III, cita una carta de Adriano al Senado: "... he had been hailed as an emperor by the soldiers in precipitate fashion because the republic could not be without an emperor". ¡Roma no puede estar sin emperador! Marguerite Yourcenar imagina el pensamiento del flamante dueño de la capa púrpura: "Tout passage d'un règne à un autre entraîne ses opérations de nettoyage". Adriano sabe que, si desea establecer su autoridad, debe rápidamente mandar la señal correspondiente: hay un solo emperador. La Sra. Cristina se lamenta en silencio por su triste situación. Pero ella misma es la principal responsable. Tal vez esté a tiempo para leer las Memorias de Adriano.

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