sábado, marzo 08, 2008

CHOSES VUES ...

- Mariano Grondona "abraza" la globalización. Mariano Grondona, finalmente, lo dice con todas las letras: la globalización es una oportunidad. ¡Excelente! Los líderes de la opinión pública argentina perciben ahora el fenómeno en toda su dimensión (también lo hizo Enrique Szewach recientemente). Comienza seguramente una larga batalla intelectual. Cuando tenga tiempo publicaré en este blog mi ensayo "¿Qué significa globalización?", premiado en un concurso en 1992. Lo releí hace poco, y creo que ha envejecido de manera digna. Un par de comentarios adicionales. (1) Globalización & finanzas. En 2005, en un seminario en la Universidad de Amsterdam sobre el libro de Gordon Wood, The Radicalism of the American Revolution (1992), me permití re-definir la actual fase de la globalización como la "generalización de la Revolución de los Estados Unidos": un desafío a toda cultura política autoritaria, paternalista y promotora de jerarquías artificiales. Este desafío comporta un elemento percibido por Wood con su análisis del "free-banking" en los 1820s: el sistema financiero es un instrumento clave para los emprendedores.

(2) Nuevo sistema mundial de frenos & contrapesos. "La globalización", dice Tom Barnett, "viene con reglas, no con reyes" (rules not rulers). Irónicamente, la mundialización del sistema de gobernanza nacido en Filadelfia en 1787 significa un considerable freno para los propios Estados Unidos. En este sentido, la entrada en escena del euro como rival del dólar es de enorme importancia. (3) La globalización se está ... globalizando. Es lo que llamo la "morochización" de la globalización: el deseo de prosperidad —que Grondona llama "emulación"— ha despertado el espíritu competitivo de personas hasta ahora ajenas al estrecho marco de la civilización Occidental: ¡hasta los indios Huicholes en México usan teléfono celular! (4) Recursos. Hace un tiempo publiqué en el blog una serie de recursos sobre la globalización; espero actualizarla pronto. (5) El "timing" del Sr. Grondona. Como escribí recientemente, no me extrañaría ver en los próximos meses un backlash contra la globalización. El Sr. Grondona se arriesga con su timing. No me parece mal: después de todo, la toma de riesgos es un principio clave de ... la globalización. [Mariano Grondona: "La estrategia latinoamericana según Cardoso", La Nación]

- Sobre la cultura política de la corrupción. Quedé impresionado por esta nota del Financial Times, porque nos permite entender mejor la cultura política de la corrupción. McGregor se refiere a las revelaciones de un emprendedor chino sobre la maraña de coimas que debe pagar para instalar una empresa privada. La cultura de la corrupción refleja "insecure property rights" y "the fact that the private sector is still considered somewhat illegitimate". ¡Impresionante! Déjeme proponer, tras esta lectura, una mini-teoría de la corrupción. En Europa de Norte, lo PRIMERO fue el productor privado. El Estado vino luego. Lo ilegítimo fue, inicialmente ... el Estado. En China post-comunista, en cambio, lo PRIMERO fue el Estado. El productor privado recién está apareciendo con fuerza. Me imagino que estoy generalizando arbitrariamente, pero ... ¿no es precisamente ésta la diferencia entre América del Norte y las colonias del Sur hace doscientos años? ¿Acaso las colonias del Sur no fueron establecidas por la Corona de España para buscar oro y plata? [Richard McGregor: "Fireworks diary illuminates China's bribes culture", Financial Times]

- ¡Y dale con el unilateralismo! Según el relato de La Nación, la Presidenta le exigió a Uribe "no caer en la doctrina de la unilateralidad". Desde el punto de los frenos y contrapesos, la posición de la Sra. de "K" resulta particularmente interesante. En Nueva York en 2006 (si bien recuerdo), su marido Néstor "K" escuchó el discurso de George Bush en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El presidente argentino no ocultó su disgusto por el "unilateralismo" y la "exhibición" de poder del estadounidense. Por supuesto, al mismo tiempo asistíamos —dentro de la Argentina— a una fenomenal exhibición de unilateralismo por parte del Sr. "K". En general, los más interesados en la noción de equilibrio en el ámbito internacional son los que menos aplican la idea en casa. Charles de Gaulle es sin duda el representante-top de esta idea. En un discurso ante la junta militar de Ecuador en 1964, de Gaulle pronunció la palabra équilibre no menos de trece veces. Ese mismo año, Francia reconoció a China comunista, una maniobra genial desde el punto de vista del equilibrio estratégico global. Pero de Gaulle no toleraba el multilateralismo dentro de Francia. Cuando había que hacer una concesión a los parlamentarios, el General comentaba con desprecio: du pain pour les canards. [La Nación: "Cristina Kirchner no logró imponerse como mediadora"]

1 comentario:

Anónimo dijo...

En Miss Simpatía, Sandra Bullock era una agente de policía que tenía que infiltrarse en un concurso de belleza para descubrir no sé qué cosa. Las candidatas a reina eran estereotipos de mujeres unineuronales, rubias taradas de pueblitos sureños norteamericanos de ésos en los que el día más interesante del año es Halloween. Chicas bobas pero sin maldad. Y sin ni un poco de morbo propiamente dicho. El morbo norteamericano, para el gran público, es la estupidez.

Cuando tenían que hablar frente al micrófono y demostrar que no eran sólo pedazos de hembras, sino también corazones palpitantes y mentes despiertas, las candidatas coincidían en un punto: a la hora de contarle al jurado “con qué soñaban”, todas decían: “Con la paz mundial”.

El morbo norteamericano, decía, para el gran público, es la estupidez. Pero en privado, entre pocos, entre líneas, en el fondo, en el patio trasero, en rigor, a juzgar por los hechos, creo, el morbo norteamericano es tremendo. No hay, y nunca hubo límites cuando, en diferentes oportunidades históricas, Estados Unidos se sintió amenazado o atraído por algo. El morbo norteamericano para manipular la realidad y convertirla en un discurso para débiles mentales es tremendo. Como es tremenda, y apabullante, la docilidad de sus agentes multiplicadores locales.

Las ideas desplegadas en la cumbre de ayer por el presidente Uribe siguieron esa línea políticamente patriarcal, típica de la política exterior norteamericana, de “reservarse el derecho”, cuando no tiene ningún derecho. Sostener tímida pero indudablemente la idea de “ir a buscar al terrorismo donde estén los terroristas” es morbosamente estúpida, pero por estupideces es que han muerto millones de personas muchas veces. Por estupideces se han desatado guerras y se han instalado odios ancestrales. Esa política ya dio incontables muestras de que encubre otros móviles. Violar el espacio aéreo de otro país escudándose en que aquel a quien se buscaba asesinar era “un terrorista tenebroso” explica básicamente que la casa se reserva el derecho a calificar a la gente como “asesinable”, al espacio aéreo del país vecino como “violable” y las recomendaciones de los grupos y cumbres de países como “obviables”.

Si Uribe suscribe como un buen hijo de Bush toda la idea, él, como Bush, lo diga o no, se reserva el derecho de hacer lo incorrecto y después pedir disculpas. Eso es en sí mismo una amenaza, como Estados Unidos es también una amenaza.

“La paz mundial”, como repetían las aspirantes norteamericanas a reinas, no es absolutamente nada. Las rubias taradas repetían eso como quien dice soy buena, mirá qué culo que tengo. Eso dice Bush. Soy bueno, qué pena ese temita de los rehenes en Colombia, ¿era Colombia?, qué pena que lo esté por solucionar un populista, en fin, y bueno, que Uribe se pase de la raya, ja ja, la raya, y que se maten entre ellos.

La paz mundial no es nada. Es apenas un bocadillo de circunstancia tan banal que puede ser repetido por aspirantes a reinas de belleza sin nada en la cabeza. Si no se tiene nada en la cabeza, bien, puede uno ponerse a hablar sobre lo lindo que sería que en el mundo reine la paz. Pero la paz regional es lo único importante en estos días. La paz regional no está en la agenda norteamericana.

La paz latinoamericana, para los latinoamericanos, debería ser lo único importante en estos días. Y fue un alivio escuchar ayer al abanico de presidentes de esta nueva América latina, que salvo Colombia, no está ya acechada por organizaciones guerrilleras y se debate en procesos democráticos que buscan darse fuerzas recíprocas. Para la paz hay equipo. Puede haber laderos sueltos, pero en América latina hoy no hay vicios carnales. Hay política.