martes, marzo 25, 2008

CHOSES VUES ...

- Paris en Pascuas. Estuvimos unos días en Paris para las mini-vacaciones de Pascuas. La ciudad está tan espectacular como siempre: limpia, ordenada, civilizada. "These guys know how to run a city", admitía hace unos años un escritor estadounidense de National Review. Sin dudas. En materia de cine, nos llevamos una decepción con MR73, el supuesto thriller policial con Daniel Auteuil. ¡Pésima película! Por unas investigaciones que estoy llevando adelante, tuve que pasar varias horas en la Bibliothèque Nationale François Mitterrand. La biblioteca ocupa toda una manzana. Para libros de difícil de acceso se necesita un permiso especial. El caso de un investigador argentino, residente en Holanda, de apellido escocés y que habla un francés sin acento causa cierta curiosidad — sobre todo si busca un libro publicado en París a comienzos de ... ¡1787! Una vez completados los trámites, bajo por enormes escaleras mecánicas para llegar a las salas de lectura, previa presentación del carnet en al menos dos instancias de seguridad. Quedo impresionado por la cantidad de estudiantes y de investigadores trabajando sobre libros y tesis. Bravó! [Bibliothèque National de France]

- Villepin & Napoléon, tomo II. Compré el último libro de Dominique de Villepin: Le soleil noir de la puissance 1796-1807 (Paris: Perrin, 2007), el segundo volumen del autor dedicado a Napoléon Bonaparte. En 2001 Villepin había publicado un relato emocional sobre los "Cien Días", el regreso desde la isla de Elba que termina con Waterloo y el exilio definitivo. El tono del nuevo libro es muy diferente: hay más análisis, menos emociones. Se entiende: entre 2003 y 2007 Villepin vivió en carne propia las frustraciones del poder, primero como ministro de relaciones exteriores y luego como primer ministro de Jacques Chirac. Voy por la página 150, y desde ya adelanto un veredicto muy positivo. La experiencia de Napoléon, particularmente entre 1796 y 1799, es tremendamente instructiva desde el punto de vista de la separación de poderes y los checks and balances. La clave del fracaso de la Revolución francesa es la debilidad del poder ejecutivo: Villepin trata bien el tema. Sometido a la Assemblée y a la Convention entre 1789 y 1794, el poder ejecutivo es luego fragmentado en un Directorio (1795-1799) y un Triunvirato. ¡Un desastre! [Villepin en YouTube]

- Colombia imita a Irlanda. Luis Plata, el ministro de comercio de Colombia, explica su plan para imitar al "Tigre celta" de Irlanda. Como no resultaba políticamente factible aplicar la "receta irlandesa" a todo el país, el Sr. Plata optó por lanzar el equivalente de una "zona económica especial". Allí las empresas pagan una tasa flat de 15% sobre ganancias (vs. 33% en el resto del país), importan sin aranceles, y firman un "contrato de estabilidad" con el gobierno. Este contrato garantiza reglas de juego estables — aun si cambian los presidentes. El éxito o fracaso del programa dependerá del monto de inversión extranjera directa generado: entre mayo de 2007 y marzo de 2008, ya se han registrado $864 millones en este concepto. ¡Mucha suerte, Sr. Plata! [Anastasia O'Grady: "Bogotá Eyes the Irish Model", Wall Street Journal]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un insospechado apoyo al campo tomó las calles porteñas. Vecinos autoconvocados están agrupándose en la Plaza de Mayo y en las principales esquinas de la Ciudad de Buenos Aires para reclamar —como hace apenas siete años— “que se vayan todos” del Gobierno.

Aquella vez le tocó irse a Fernando De la Rúa. Hoy, con un humor político que todavía es confuso, los manifestantes coinciden en respaldar al campo y en su bronca al discurso de la Presidenta.

El cacerolazo contó con una ayuda inesperada. La hora de finalización del discurso de Cristina coincidió con actos convocados por estudiantes de la Facultad de Agronomía en todas las plazas del país para apoyar al campo.

Por eso, tanto en las ciudades de las principales provincias en conflicto y en la histórica Plaza de Mayo, los caceroleros se encontraron con público que ya apoyaba a los agropecuarios.

Después fue la suma de broncas e indignaciones las que los fue juntando y finalmente, como si fuera un pasillo marcado con señales fluorescentes todo confluyeron frente a la Casa Rosada.

“Estoy indignada. Cristina es una mentirosa. Está alejada del pueblo. Hoy fui al supermercado y no había carne y el queso estaba podrido”, confió Lucila Chedufau, de 27 años, quien empezó a batir las ollas en la esquina de las avenidas Pueyrredón y Corrientes y siguió en Plaza de Mayo.