COLUMNA SEMANAL No 1. COMPARTIMENTOS ESTANCOS: CUANDO FALLA EL ANÁLISIS
Por Agustín Mackinlay (*)
La crisis económico-financiera de la Argentina continúa sorprendiendo a los especialistas. Seducidos por el superávit fiscal y por las reservas internacionales, muchos economistas y hombres de negocios han subestimado el impacto económico del continuo deterioro institucional del país. Hemos podido leer en diarios y en blogs que la economía argentina fue golpeada por una "innecesaria" crisis política, misteriosamente "gatillada" desde no se sabe dónde. Otros aseguran que, en virtud de una supuesta "ley de hierro" de la Argentina, cuya vigencia estaríamos presenciando ahora mismo, la debilidad política llega después de la debilidad económica. Estos enfoques tienen un elemento en común: presentan a la economía como una esfera completamente autónoma de la política, en la cual la incidencia de los factores político-institucionales es nula o insignificante. Ilustrando este parecer, un columnista no duda en afirmar que los mercados financieros están "atacando" a la Argentina. (¿Y qué hay de los ahorristas argentinos, los principales protagonistas de los mercados?) La visión de los mercados financieros como temible Deus ex-machina que periódicamente agrede al inocente país tiene una larga tradición en la Argentina. Es acaso la manifestación más clara del error que consiste en considerar la política y la economía como compartimentos estancos.
Las fallas del análisis: la tasa de interés
El análisis basado en los compartimentos estancos falla en el punto más sensible de la economía argentina: la tasa de interés. "La tasa de interés" —dijo una vez el embajador Leopoldo Tettamanti en una intervención memorable— "es el Talón de Aquiles de la economía argentina". ¿Quién la determina? La tasa de interés de largo plazo se establece todos los días —hora a hora, minuto a minuto— en el mercado de crédito. (No debe ser confundida con la tasa de interés de corto plazo, o interbancaria, determinada por el banco central mediante operaciones de mercado abierto). Los demandantes de crédito más importantes son el gobierno, las empresas y las familias. Los ahorristas locales e internacionales (directamente o través de los bancos) son los protagonistas-clave de la oferta de recursos prestables. ¿Qué variables inciden sobre el comportamiento de estos actores? Los sospechosos de siempre son: las expectativas inflacionarias, el resultado fiscal y las necesidades de financiamiento del sector público, las perspectivas de la economía y de la innovación, etc. Los problemas comienzan con el análisis de la oferta de recursos prestables. Los libros de texto editados en Europa y en los Estados Unidos —de los cuales se deriva el 99% de los programas de economía en nuestras universidades— descartan la posibilidad de que la oferta de recursos prestables responda a cambios político-institucionales que afecten el derecho de propiedad. Lo hacen por una buena razón: estos cambios no ocurren con frecuencia en Europa y en los Estados Unidos.
Pero sí ocurren en la Argentina. El ejemplo más claro —y más dramático— de este falla analítica se produce en abril-mayo de 2001, cuando el super-ministro Domingo Cavallo introduce la "canasta de monedas". Yo trabajaba entonces como asesor de una AFJP. Muchos colegas no escondían su entusiasmo por las bondades técnicas de la "canasta de monedas". Cuando me tocó exponer mi punto de vista, afirmé que la medida comportaba un grave riesgo institucional. Que un ministro dotado de super-poderes pueda dictar la moneda a ser utilizada por cerca de 40 millones de argentinos, argumenté entonces, no hará sino contraer la oferta de recursos prestables en el mercado de crédito: la tasa de interés y el riesgo-país subirán. (Fue, lamentablemente, un pronóstico justo, uno de mis escasos aciertos de aquel año fatídico). El Sr. Cavallo, fascinado por estudios "técnicos" sobre la canasta de monedas, optaba —con trágicas consecuencias— por descuidar la dimensión institucional de la economía argentina.
Re-editando errores
El análisis económico basado en compartimentos estancos seguirá produciendo errores, tanto en la comunidad de analistas como en los encargados de formular políticas económicas. El actual sistema de gobernanza, cuya arbitrariedad se ve agravada por constantes "internas" dentro del poder ejecutivo, es el principal factor detrás del nuevo episodio de contracción en la oferta de recursos prestables. La realidad no podrá ser ignorada por mucho tiempo. Por su debilidad institucional, la Argentina cuenta con un mercado de crédito extremadamente sensible a variables tradicionalmente descuidadas por los economistas: la independencia judicial, la división de poderes, la libertad de prensa y —last but not least— la autonomía del banco central. Desde este punto de vista, vale la pena notar que desde Rusia, un país que sufre problemas institucionales parecidos —poder ejecutivo dividido, ausencia de contrapoderes y de independencia judicial— se alzan cada vez más voces denunciando la ausencia de crédito a largo plazo.
Pero no todo es pesimismo. Una vez entendido el problema, las oportunidades pueden ser inmensas para un liderazgo político que comprenda a fondo las ventajas económicas de la solidez institucional.
(*) Drs, Universidad de Amsterdam. Premio Roosevelt Study Center 2006. [Contactos: agustin_mackinlay@yahoo.com]
sábado, agosto 23, 2008
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2 comentarios:
Agustin:
Excelente tu comentario.
Una vez entendido el problema...trata de leer una carta de D'elia y despues me decis para que estos aprendadn algo!
Un buen domingo
ramon c
Muy buenos tus comentarios. Particularmente tu mención a la supuesta división entre la realidad económica y la realidad política, como si ambos elementos actuaran independientemente el uno del otro.
Un saludo!
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