miércoles, noviembre 26, 2008

FRENOS & CONTRAPESOS. EL ARTE DE DESTRUIR EL CRÉDITO
. Joaquín Morales Solá: "Un ataque contra todos los argentinos", La Nacíón

Vuelve a instalarse en la Argentina el fatídico "dilema de De la Rúa": alto costo del capital y —simultáneamente— alto costo de la mano de obra (cortesía, este último, de la revaluación del dólar contra el real). Ninguna economía sobrevive semejante situación sin un drástico, y socialmente traumático, ajuste en el nivel de empleo. O baja el costo del capital, o baja el costo de la mano de obra. O se estabiliza la propiedad, o se devalúa la moneda. En 2002, ya sabemos cuál fue el camino: una mega-devaluación, y el unicato del Sr. "K" como premio.

En 2008, prácticamente todos los empresarios se quejan, con razón, de la falta de crédito. Según el conventional wisdom, el alto costo del capital en la Argentina se explica por los crónicos problemas fiscales; éstos se traducen en una gran demanda de crédito del sector público, crowding out, etc. Pero esto es solo parte de la historia. Lo verdaderamente decisivo es el tamaño del mercado de crédito: mientras el sector bancario representa el 600% del PBI en Suiza, el crédito al sector privado es de solamente 15% del PBI en Argentina.

Formados con libros de texto estadounidenses o ingleses, los economistas argentinos damos por sentado que el derecho de propiedad —la clave para entender la oferta de recursos prestables— es estable, absoluto, inalterable. ¡No es así! En la Argentina, cada ataque a la estabilidad de la propiedad contrae la oferta de recursos prestables y provoca una suba en la tasa de interés. Un alumno me confesó, en 2001, que había enterrado dólares en su jardin al enterarse de la "canasta de monedas" del Sr. Cavallo (la antesala de una batalla campal entre deudores y acreedores).

En medio de este escenario, el Sr. "K" no encuentra mejor solución que dar rienda suelta al Sr. Moyano. ¡Maniobra arriesgada! La estabilidad de la propiedad depende, crucialmente, de la libertad de prensa y de la independencia judicial [ver, sobre este punto, el índice de frenos & contrapesos institucionales]. Cuando los camioneros bloquean la salida de La Nación y de Clarín, están provocando —en el margen— una suba en el costo del capital, con graves efectos para los emprendedores y para el nivel de empleo en general (*). Lo mismo sucede cuando la CGT arremete contra la independencia del poder judicial.

En otras palabras: el tiro sale por la culata; las acciones del Sr. "K" y de sus socios agravan el "dilema de De la Rúa". Todo esto pesa mucho más, para la economía, que el último paquete de medidas.

(*) Manuel Moreno, el (brillante) hermano de Mariano Moreno, definía la libertad de prensa como un freno al poder arbitrario.

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