domingo, noviembre 30, 2008

COLUMNA SEMANAL. VILLAS-MISERIA & INSTITUCIONES: LA GRAN OPORTUNIDAD

Por Agustín Mackinlay (*)

Una de las limitaciones del liderazgo político argentino es su alarmante falta de información sobre la historia institucional de Occidente (que, en definitiva, es su propia historia institucional). Desde esta perspectiva, los actuales problemas sobre el estatus de la Villa 31 —y sobre el estatus de las "villas-miseria" en general— ofrecen una magnífica oportunidad para un liderazgo fundacional verdaderamente creativo. Hoy en día, nadie discute la solidez institucional de Europa del Norte, de Australia y Nueva Zelanda, de Canadá e Irlanda. Pero esta admiración esconde un hecho poco conocido: la propia noción de independencia judicial —tal vez el rasgo institucional más importante de estos países— nació en el tumulto de amargas disputas que involucraban a los villeros de la época. Estoy convencido que del éxito (o del fracaso) de acordar el estatus de los habitantes de las villas-miseria dependerá, en última instancia, la salud institucional de largo plazo de la República Argentina — con todo lo que implica desde el punto de vista de un país más justo y menos conflictivo.

Enrique II & los villeros ingleses
Cuando Enrique II accede al trono de Inglaterra, en 1154, la isla viene de dos catastróficas décadas de guerra civil. Enrique sabe que es un rey nominal: el verdadero poder está en manos de los barones feudales. La justicia de la corona está colapsada; cada barón feudal controla sus propios "tribunales". A partir de 1166, Enrique II innova: introduce un sistema de jueces itinerantes y de jurados locales para competir con la justicia feudal. Para los empobrecidos campesinos del interior —la gentry—, se abre una esperanza: los tribunales feudales jamás fallan a su favor en casos de posesión y herencia de la tierra. Enrique toma consciencia del potencial de un sistema judicial de superior calidad; en pocos años, la enorme mayoría de los campesinos ingleses opta por pasarse al nuevo sistema de juicios por jurados. El sistema legal de la corona de Inglaterra es un éxito fulminante. La "justicia" feudal jamás logra recuperarse.

Un aspecto clave del nuevo esquema es que los jurados están poblados por miembros de la gentry. Esto significa que los sectores hasta entonces más rezagados pasan a interesarse como nunca por ... ¡la ley! La gente común aprende los rudimentos de latín necesarios para integrar los jurados. Y como Enrique II se la pasa de guerra en guerra fuera de Inglaterra, los jueces van fallando de acuerdo a los precedentes — que se transforman con el tiempo en la principal fuente del derecho. ¡La justicia se vuelve independiente de la propia corona! Nace así una nueva cultura legal, la del rule of law, que en pocas décadas involucra no a una élite, sino prácticamente a toda una nación. Una isla poco poblada y con mal clima se convierte en la principal potencia de Europa.

La gentry inglesa y la Villa 31
Los llamados "villeros" argentinos están en la posición de la gentry inglesa de hace ochocientos años. Su posición —y su posesión— son precarias desde el punto de vista legal. ¡Posesión no equivale a propiedad! Sin posesión asegurada, el acceso al crédito queda muy restringido. Como ha mostrado el economista peruano Hernando de Soto —¿futuro Premio Nobel?— si los activos de los habitantes de las villas-miseria actuaran como capital, la explosión de crédito generaría un espectacular "boom" económico — menos sujeto a los caprichosos vaivenes de la liquidez global. De Soto estima que el valor de estos activos, para el conjunto de los países "emergentes", supera los US$ 10 trillion. Aquí está precisamente la oportunidad para el liderazgo creativo en la Argentina. ¿Porqué no establecer paneles de ciudadanos —poblados por los propios habitantes de las villas-miseria— para determinar quién (y cómo) posee los terrenos? Un sistema de estas características daría varios resultados.

En primer lugar, facilitaría la distinción entre las familias genuinamente instaladas para trabajar en actividades legales, por un lado, y los delincuentes, por otro lado. En segundo lugar, los habitantes de las villas-miseria pasarían a ser stakeholders en un sistema legal percibido como patrimonio no de un grupo o de una élite, sino de todos los argentinos. ¡Los villeros argentinos de 2008 son la gentry inglesa de 1200! La primera vez que mencioné a De Soto en mis clases —en un centro de estudios "paquete" de la zona Norte de la Capital— noté una sensación de incredulidad entre los alumnos. Algunos no dudaron en sugerir una especie de "solución final": deportar a los habitantes de las villas-miseria. Pero esta miopía suicida no era una característica del gran rey de Inglaterra Enrique II. Este afrancesado duque de Normandía no dudó en aliarse a los rudos campesinos anglo-sajones con tal de derrotar a los barones feudales y de fundar el más poderoso reino de la Cristiandad. Lo que Enrique II entendió, es lo que todavía nos falta entender a muchos argentinos: los villeros no son el problema, sino la solución.

(*) Drs. en Humanidades, Universidad de Amsterdam (cum laude); Advanced Studies in International Economic Policy Research, Kiel Institut für Weltwirtschaft. Premio Roosevelt Study Center 2006; Premio LA NACIÓN 1989 y 1991; enseño "International Political Economy" en la Universidad de Leiden (Holanda). Estoy publicando El Enigma de Mariano Moreno. Fundación y Equilibrio de Poderes en la Era de las Revoluciones (más información pronto). Mi dirección de e-mail es: agustin_mackinlay@yahoo.com. Columnas anteriores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11,12, 13.

2 comentarios:

parcass dijo...

Agustin:

Realmente espectacular!!

Los Sres feudales vendrian a ser nuestra clase dirigente.

Ahora, queda un pequeno problema: donde esta Enrique II?
En realidad, en esta epoca la cosa no podria recaer en una persona, sino en un grupo/s.Yo creo que estan.
Pernanecen ocultos o silenciados.
Un cordial saludo
ramon c

Agustin dijo...

Ramon. Diste en la tecla! Dónde está el Enrique II argentino?? Las oportunidades para el liderazgo fundacional abundan, es cuestión de estudiarlo y de ... jugarse!

Saludos