sábado, noviembre 01, 2008

COLUMNA SEMANAL. UNA SALIDA CREATIVA FRENTE AL COLAPSO

Por Agustín Mackinlay (*)

La Argentina se encuentra en una situación de colapso institucional. El presidente de un partido político —agitado por vehementes pasiones— se ha adueñado de la política cambiaria de la nación y ha transformado al Banco Central de la República Argentina en una secretaría del Partido Justicialista. El resultado es un aumento del costo del capital que ahoga financieramente al Estado y a las empresas, justo cuando los efectos de la recesión global comienzan a sentirse. Por otra parte, la justicia argentina parece haberse trasladado a ... los Estados Unidos. Dos de los casos más trascendentes de los últimos años —el "valijagate" y la expropiación de las AFJPs— han movilizado a jueces estadounidenses (y reducido al silencio a sus colegas argentinos). La palabra default, bien conocida en el país, ilustra la magnitud de este doble colapso. El default sobre la deuda —esperado por los mercados financieros— va de la mano de un clarísimo "default de justicia" (defectus justitiae).

El problema de la especialización
El culto a la hiper-especialización, desarrollado frenéticamente durante las últimas décadas, nos ha hecho perder de vista los profundos vínculos entre distintas áreas de la actividad humana. Para Ortega y Gasset, el exceso de especialización era señal inequívoca de deterioro civilizacional. "La máxima especialización corresponde al máximo salvajismo", decía el español. Todos los días comprobamos las distorsiones creadas por esta forma de pensar. La gran mayoría de los economistas continúa imaginando a las variables del mercado de crédito como cuestiones "técnicas", desvinculados de la problemática institucional. Pero el exceso de especialización los enceguece. Cuando el presidente del Partido Justicialista interviene en el mercado cambiario para paliar los efectos de la expropiación de las AFJPs, la brusca contracción de la oferta de recursos prestables deja de ser una simple cuestión "técnica".

Algo parecido sucede con la administración de la justicia. La creciente cantidad de agresiones a la vida, a la libertad y a la propiedad es a menudo relegada a la categoría de asuntos a ser tratados por la prensa amarilla: "pan y circo", afirman analistas y bloggers dedicados al estudio de variables "técnicas". La reciente intervención del Sr. Lorenzetti, hábilmente formulada en plena crisis financiera, puede transformarse en un punto de inflexión para ayudar a entender la compleja conexión entre economía y justicia. Sobre este último punto, una constatación se impone: los países con mayor grado de independencia judicial son también los países donde los ciudadanos acceden al crédito en condiciones más ventajosas (los Nórdicos, Holanda, Alemania, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Canadá y Australia). En todos estos países, los tribunales supremos tienen una larga tradición de respetar sus propios precedentes; jamás se ha oído hablar de default del Estado.

Fue el profesor Jonathan Miller, de Southwestern University, el primero en aplicar estas ideas a la Argentina. Analizando los fallos de nuestra Corte Suprema, Miller concluye que el tribunal carece del carisma que otorga la práctica sostenida de la independencia judicial. Si a esta debilidad estructural le agregamos las periódicas "inundaciones" de amparos judiciales, queda claro que los jueces de la Corte Suprema no pueden actuar como freno a las ambiciones de los demás poderes. Y es aquí precisamente donde las cosas se ponen interesantes: los amparos judiciales, continúa Miller, son a menudo el resultado de la ausencia de independencia del ... Banco Central. (Esto sucedió de manera notable en la crisis del corralito en 2001-2002, aunque Miller publicó su trabajo mucho antes, en 1997). En la conclusión de su clásico estudio, el profesor Miller destaca la necesidad de múltiples instituciones autónomas. No alcanza con una Corte independiente, o con una prensa independiente, si todo el resto está controlado y amordazado.

Una salida creativa
El doble colapso de la justicia y del crédito representa, paradójicamente, una oportunidad única para la Argentina. Por primera vez en muchos años, los ciudadanos contemplan —en vivo y en directo, y (todavía) con frialdad— la necesidad imperiosa de los frenos y contrapesos. Los mejores arreglos institucionales se hacen en tiempos de crisis: la Convención Federal de Filadelfia (1787), la constitución de Noruega (1814), la salida post-Caseros en Argentina. Allí es donde aparece el liderazgo creador. En su reciente racconto de la Revolución de los Estados Unidos (American Creation, 2007), el historiador Joseph Ellis nos recuerda que la fulminante entrada en escena del diminuto James Madison, aliado al gigante George Washington, marca la etapa de mayor creatividad política en la historia de los Estados Unidos. (La generación de Moreno, Funes y Belgrano tuvo menos suerte). Madison convence a Washington para participar en la reunión de Filadelfia. Al final del cónclave, ni los nacionalistas ni los partidarios de la Confederación salen completamente satisfechos: pero la nación en su conjunto triunfa de manera espectacular.

Si el liderazgo político argentino no piensa de manera creativa, un nuevo abismo se avecina a pasos agigantados. ¿No podrá la Sra. Carrió proponer a la presidenta un "SÍ" a su proyecto sobre las AFJPs, a cambio de concluir dos ambiciosos pactos, uno sobre la independencia judicial y otro sobre la autonomía del banco central? La administración del Estado debe entender que puede acceder legítimamente a una masa enorme de recursos (en términos de acceso al crédito y de aumento de la recaudación). Pero el precio a pagar tiene que ser, irremediablemente, la independencia judicial y la autonomía del banco central.

(*) Drs, Universidad de Amsterdam. Premio Roosevelt Study Center 2006; Premio LA NACIÓN 1989 y 1991; enseño "International Political Economy" en la Universidad de Leiden (Holanda). Estoy publicando El Enigma de Mariano Moreno. Fundación y Equilibrio de Poderes en la Era de las Revoluciones (más información pronto). Mi dirección de e-mail es: agustin_mackinlay@yahoo.com. Columnas anteriores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10.

4 comentarios:

parcass dijo...

Agustin:

Seguro que sos economista?

Realmente creo que sos el unico argentino que tiene plena conciencia que la clave de los problemas argentinos esta en el nulo apego al cumplimiento de la Ley.(Y esto incluye a TODA la sociedad).

Te digo esto en el palno teorico.

Cuando entras en cuestiones practicas...yo te daria un puesto de gerente en mi empresa.

Realmente pensas que la Sra Carrio puede tener una pizca de pensamiento? (Agregar "creativo" ya sobrepasa cualquier limite)

Esta Sra ha construido su "nombre" en este pais en base a denuncias que nunca probo,en base a una especie de dichos(no ideas)mesianicas.
En realidad Carrio,es seguramente en sus acciones, lo mas parecido a los K que tiene la politica argentina.

Y me animo a ir mas lejos....creo que los K,son en el fondo muchos mas sinceros que esta Sra.

Esto no excluye al resto de los integrantes(conocidos) del engendro politico argentino(Macri,Duhalde,Cobos,...el que quieras...)

El abismo...no se avecina.Ya llego.

Un cordial saludo
ramon c

koppieop dijo...

Ramón: ¡Qué ganas de manifestar mi conformidad con tu concepto del cumplimiento de la ley! Desde hace tiempo he querido dirigirme a Agustín como Mr RuleofLaw, así que lo haré a partir de la presente. Caminamos por un camino de cornisa, pero algo me dice que después de aquella levísima curva que veo, el abismo tendrá un poco menos de profundidad, ¿será cierto? Cordialmente,
Federico

Agustin dijo...

Ramón. Si, soy economista: UBA + Institut für Weltwirtschaft (Alemania). También tengo un Masters --cum laude-- en Humanidades (Universidad de Amsterdam). Ahora soy lo que los holandeses llaman "Doctorandus" ...

Si tengo tiempo, mañana voy a dar detalles sobre la idea de "pactos" de independencia judicial y de autonomía del BCRA.

Saludos,

Agustin.

parcass dijo...

Agustin:

Mi pregunta sobre tu profesion inteto ser una broma!
Es poco comun encontrar economistas con tu lenguaje!
Saludos
ramon c