COLUMNA SEMANAL. CONVERGENCIA ... ¡A LOS GOLPES!
Por Agustín Mackinlay (*)
La idea de una lenta y progresiva convergencia de los sistemas económicos y políticos ha ocupado por años a los especialistas en globalización. Según el enfoque de la Gran Convergencia, los Estados Unidos irían adoptando algunos rasgos típicos de los sistemas europeos: más y mejor regulación, más énfasis en problemas sociales domésticos, en salud y educación básica, etc. Paralelamente, el resto del mundo "europeizado" incorporaría mejoras en áreas como los sistemas legales, la interacción entre universidades y empresas, el fomento a la innovación empresaria, etc. La semana que comienza este lunes verá una incómoda —y tremendamente dolorosa— aceleración de este proceso. Por de pronto, las miradas están centradas en la crisis financiera originada en los Estados Unidos. Los diarios europeos presentan al presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, como el más ferozmente estatista de todos los tiempos. Una caricatura de El Periódico de Cataluña lo muestra luciendo una larga barba y cabellos blancos, al estilo de ... Karl Marx. Al menos dos cartas de lectores del Financial Times del fin de semana lo equiparan a Josef Stalin.
Hay una dosis de verdad en esta exageración: se viene un período de mayor protagonismo del Estado, como lo muestra la (desesperada) medida de suspender las ventas short en la Bolsa de Nueva York. Todavía es temprano para imaginar las formas concretas que tomará este proceso de re-regulación. Una cosa parece inevitable: todo intento de reestructuración de la "arquitectura" financiera internacional deberá incorporar a los nuevos protagonistas de las finanzas internacionales — China y los recicladores de petro-dólares. La liquidez (o iliquidez, en este caso) se ha globalizado como nunca; nuevas normas regulatorias serán negociadas en una escala muy superior a lo ocurrido hasta ahora. El proceso, largo y tedioso, puede desembocar en un marco institucional co-piloteado por los nuevos jugadores de las finanzas globales.
Leche contaminada: la otra convergencia
Perdida en medio del drama de la crisis financiera global, una noticia proveniente de China marca el rumbo de la otra convergencia. La muerte de varios bebés por ingerir leche contaminada es un escándalo con repercusiones significativas. ¿Veremos el nacimiento de un sistema "americanizado" de class-action suits en el sistema legal chino? ¿Colaborarán las autoridades legales con las de Nueva Zelanda? ¿Se verá forzada China a acelerar el proceso de transparencia informativa? Una cosa parece cierta: el capitalismo chino converge, lentamente y a su manera, hacia normas institucionales comunes con Occidente. Las numerosas crisis de la semana pasada muestran que la Gran Convergencia imaginada por los especialistas en globalización está ocurriendo. Pero lo hace de una manera tan errática y tan brutal —bancos de inversión colapsando, puestos de trabajo perdidos, niños contaminados— que nos cuesta imaginar cualquier escenario positivo.
Con su mente puesta en el largo plazo, los analistas chinos suelen refierse al wieji o 危机 como "peligro" — pero también como "oportunidad". Stay tuned.
(*) Drs, Universidad de Amsterdam. Premio Roosevelt Study Center 2006. Columnas anteriores: 1, 2, 3, 4.
sábado, septiembre 20, 2008
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