COLUMNA SEMANAL. ¿CON QUE USTED QUIERE HACERNOS SUECOS?
Por Agustín Mackinlay (*)
Durante los debates por la convocatoria de las Cortes, en plena Guerra de la Independencia española, el intelectual asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos defiende a capa y espada el modelo de equilibrio de poderes. Lo estudia con fervor, a los 66 años de edad, durante unos meses críticos para España: las tropas del "tirano Napoleón" avanzan día a día, y la anarquía se extiende a lo largo del territorio. Jovellanos propone un poder ejecutivo uni-personal y fuerte, unas Cortes (Parlamento) bi-camerales, y una amplia libertad de prensa. Ante la novedad de una propuesta con tan claro tinte anglo-sajón, un colega le pregunta con sarcasmo: ¿Con que Usted quiere hacernos ingleses? La respuesta de Jovellanos está registrada en sus Memorias. El equilibrio de poderes, dice el asturiano, es "la más estupenda fábrica de la invención humana". Y agrega: cualquier estudioso de la antigua constitución española —los reyes medievales con poderes limitados— puede entender las profundas analogías entre la España histórica y el esquema moderno de equilibrio de poderes.
En 2008, Jovellanos está de moda en España: se celebra el bicentenario de la Guerra de la Independencia. También está de moda, en el actual contexto mundial de crisis financiera y energética, un modelo de gobernanza muy particular: el escandinavo. Los países Nórdicos ofrecen al mundo un esquema de solidez institucional que combina los rasgos más salientes del republicanismo clásico —estricta independencia judicial, completa libertad de prensa y de culto, autonomía y transparencia del banco central, corrupción-cero— con la versión más generosa del Estado de bienestar.
¿Con que Usted quiere hacernos suecos?
"Hank [Paulson] y Ben [Bernanke] están estudiando sueco", dice un informe de la consultora londinense Lombard Street. La referencia, naturalmente, apunta al modelo de salvataje de la banca sueca, implementado en 1992 tras una crisis parecida a la actual. El Estado sueco intervino de manera masiva y activa: tomó participaciones accionarias en los bancos cuyos activos compraba, y manejó con ultra-profesionalismo la cartera de inversiones del nuevo organismo. Al final, el programa fue levantado varios años antes de lo previsto; algunas participaciones generaron grandes ganancias de capital para el Estado. Otro economista sueco cuyas ideas están "reflotando" es Knut Wicksell (1851-1926). Según Wicksell, la tarea de un banco central consiste en mantener la tasa bancaria lo más cerca posible de la tasa de interés natural de equilibrio en el mercado de crédito. Como esta última es empíricamente inobservable, la hoja de ruta del banco central es relativamente sencilla: subir (bajar) la tasa bancaria cuando sube (baja) el precio de los commodities.
Consultando las series en el excelente sitio web del Riksbank, el banco central sueco (el más antiguo del mundo), uno comprueba la vigencia de Wicksell. Al contrario de la Reserva Federal —que bajó drásticamente la tasa interbancaria en 2003, colocándola por largos meses al 1%— los suecos han evitado el exceso de especulación provocado por tasas interbancarias demasiado generosas. Se han ahorrado, al menos en parte, el boom-and-bust que hoy provoca tantos dolores de cabeza en Washington y en Nueva York. Los ejemplos de la exitosa gobernanza Nórdica se extienden más allá del campo económico-financiero. Una revista belga, especializada en educación, analiza el modelo finlandés basado en la descentralización y en un estricto programa de evaluación de ... maestros y profesores. De viaje por Dinamarca, el columnista del New York Times Benjamin Friedman se entusiasma ante la agresividad del Estado —masivos subsidios mediante— para acelerar la transición de la economía hacia fuentes de energía "verdes". Finalmente, no deberíamos sorprendernos por una noticia que involucra a nuestros vecinos: frente la fabulosa riqueza petrolera que se avecina, Brasil está estudiando de cerca el Sovereign Weath Fund de ... Noruega.
¿Con que Usted quiere hacernos suecos? De ninguna manera. Como afirmaba Jovellanos hace doscientos años, no necesitamos cambiar nuestra identidad para gobernarnos de manera inteligente. Borges, gran estudioso de la literatura y de las costumbres escandinavas, nos recomendaba no perder nunca de vista un hecho fundamental: la esencia de la Argentina está en ... Europa.
(*) Drs, Universidad de Amsterdam. Premio Roosevelt Study Center 2006. Columnas anteriores: 1, 2, 3, 4, 5.
domingo, septiembre 28, 2008
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2 comentarios:
qué bueno tu artículo querido Agustín!
te puse un link en aesyd!
mira -si quieres- esta historia que escribí antes de leer tu artículo:
La probidad no sería para católicos (más corruptos), sólo para anglosajones y euronórdicos, en el mejor de los casos
el prof. es de ascendencia húngara :)
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