TV & ESPECTÁCULOS. "JULIA'S TANGO": BUENOS AIRES, CAPITAL DEL VINO TINTO Y DEL SEXO FÁCIL
. Julia's Tango

Los lunes a la noche, entre las 21:30 y las 22:30, me dedico a ver ... una serie de televisión. Julia's Tango es la historia de cuatro amigas holandesas —Julia, Pia, Marjolein, y Jacqueline— que deciden abrir un Bed & Breakfast en Buenos Aires. La excusa que me di para ver la serie era la de mejorar mi holandés (decente en lo leído, pésimo en lo hablado). Pero también tenía curiosidad por ver cómo presentaban la vida en Buenos Aires. Después de cinco episodios, creo que algunas tendencias son claras...

¿Porqué filmar una serie de TV holandesa en Buenos Aires? Se me ocurren tres explicaciones. En primer lugar, a los holandeses les encanta lo exótico. En segundo lugar, no descarto un "efecto Máxima", la simpática y popular princesa de Oranje. Finalmente, la cuestión del costo: desde la devaluación de 2002, Buenos Aires conoce un impresionante "boom" en outsourcing de programas de publicidad. Esto se debe, sin dudas, a la imagen muy europea de algunos barrios.

Geweldig! ¿Una imagen positiva?
A primera vista, la impresión producida por el Buenos Aires de Julia's Tango es increíblemente positiva. Siempre hay sol, nunca llueve: desde la persectiva holandesa, esto es bastante cierto. La ciudad parece muy limpia; no se ven cartoneros, ni mendigos, ni ... piqueteros. Hasta ahora (quinto episodio), jamás hubo problemas en materia de seguridad. Las chicas salen en cualquier momento del día —y sobre todo de la noche— sin tomar precauciones de ningún tipo.

La bisexual Pia llega a intercambiar ropa interior con una amiga dentro de un taxi. En otras palabras: el peligro y la inseguridad simplemente no existen. Todo en Buenos Aires parece geweldig (terrific). Bares, restaurantes, discotecas cool, todo es ... ¡de primera! Las chicas no quieren volver a Holanda, aún las que tienen pareja (como Julia). Dos temas aparecen de manera constante: el sexo y el vino tinto. Buenos Aires parece ser la capital mundial de ambos.

Cuando Julia va a visitar a un amigo argentino en una estancia de la provincia de Buenos Aires (cerca de Luján, si bien recuerdo), la escena es de lo más inverosímil. Él la recibe mientras está dando de comer a sus caballos de polo. De pronto, ambos se quitan la ropa y dan comienzo a la enésima escena de sexo. Nadie los ve: no hay peones de campo, ni "petiseros", ni familiares, ni amigos. Todo es posible, todo es fácil en la Argentina. Geweldig!

Las chicas, por otra parte, no paran de tomar vino tinto — siempre en elegantes copas. Tomar una copa de buen vino en Buenos Aires, pensarán los televidentes holandeses, debe ser como tomar un vaso de agua en Amsterdam o en Rotterdam. Las chicas toman vino hasta en el desayuno. Esto me dejó pensando: ¿Será, al final de cuentas, una imagen tan positiva? Me pregunto si no hay una crítica escondida, una referencia implícita a un país semi-caótico, donde las reglas de conducta brillan por su ausencia. La respuesta, el próximo martes.