FRENOS & CONTRAPESOS. EL "ESTADO DE EXCEPCIÓN PERMANENTE": NICOLÁS PATRICI SOBRE LA ARGENTINA
Nicolás Patrici, visiting PhD Researcher del Departamento de Filosofía de la Universidad de Leiden (Holanda), está de vuelta en Amsterdam. Nicolás ha publicado recientemente una nota sobre las elecciones en Argentina para La Vanguardia [1], y un artículo en italiano sobre Maquiavelo [2]. Conversamos un rato sobre las impresiones que recibió tras pasar un mes entero en Argentina. Esta es la síntesis de una conversación que mezcló —como es habitual entre nosotros— referencias bibliográficas y ... evidencia anecdótica.
(a) El "estado de excepción" permanente. La Argentina, observa Nicolás —atento lector de Carl Schmitt— parece no poder o no querer salir del estado de excepción: "La excepción supone la anulación/suspensión del orden jurídico normativo -del estado normal- a la vez que abre la posibilidad de la generación de nuevo. Es el momento político por excelencia. Sin embargo, vivir en ella supone la no generación del orden nuevo, ergo la no-administración. Vale decir, la imposibilidad de generar previsibilidad, siempre necesaria para el normal funcionamiento de lo público". (Sobre este punto, ver el muy buen editorial de La Nación de hoy: "Emergencia económica ambigua"). Le comenté que, durante las negociaciones entre los Países Bajos y España en 1609, Grocio aconsejaba mantener ... ¡el estado de guerra! Para Grocio, los Países Bajos podían aceptar una tregua —como finalmente sucedió— pero no la paz. La unidad interna dependía de la clara identificación de un enemigo; en cambio, la paz hacía necesario establecer las instituciones de la república, tarea extremadamente difìcil ...
(b) El crecimiento económico. Nicolás observa el comportamiento de un empresario amigo y nota su obsesión por maximizar las ganancias en el corto plazo en detrimento de otras variables (inversión, pago de impuestos). En otras palabras: los empresarios viven con el recuerdo permanente de las crisis pasadas — lo que condiciona su comportamiento hoy. De todas maneras, el crecimiento económico es el hecho más positivo de la Argentina actual. Se nota mucho menos pobreza. Una de las consecuencias más importantes de la prosperidad es que puede generar un aumento de la demanda de instituciones. Si la gente percibe la importancia de mantener el crecimiento, tal vez comience a exigir el cumplimiento de normas mínimas que disminuyan el carácter cíclico de la economía. (Fukuyama escribió —no recuerdo en qué libro— sobre la "oferta y demanda" de cambio institucional).
(c) La oportunidad perdida del bi-partidismo. Néstor Kirchner tuvo la oportunidad de establecer las bases de un sistema bi-partidista moderno; él mismo podría haber actuado como líder de una fuerza de centro-izquierda respetuosa de las instituciones republicanas. Pero el gen peronista prevaleció: mientras el mundo que avanza tiende a la constante mejora institucional, Kirchner optó por mantener lo que Natalio Botana llama el "desierto de instituciones".
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[1] "Una Argentina sin partidos", La Vanguardia, 14 de octubre 2007.
[2] "Niccolò Machiavelli e la 'res publica' nel XXI", Il Ponte, Anno LXIII, No. 8-9, pp. 143-154, agosto-septiembre 2007.
martes, diciembre 18, 2007
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