sábado, diciembre 15, 2007

NOTAS DE VIAJE. UNA PORTEÑA EN SINGAPUR (II)

Por Claudia Lago

En Singapur, los únicos que hablan de política son los extranjeros. Los nacionales de Singapur no se sienten incómodos por el hecho de que el mismo partido gobierna por más de 40 años. El fundador del estado, que gobernó hasta 1990, tiene ahora a su hijo en el poder (*).

Por otro lado, debemos reconocer que la elite política transformó al país que era una aldea de pescadores en una potencia económica en la región. Recordemos que Singapur solamente tiene 700 km2 y 4,5 millones de habitantes. El bienestar se palpa en la calle. En la infraestructura, en el parque automotor, en la calidad de la edificación. Según cuentan los locales, el sistema de educación y los hospitales son únicos en la región.

Temasek, el fondo soberano de Singapur administra US$122 mil millones de dólares invertidos en activos financieros y en participaciones en empresas y bancos en todo el mundo. Como muestra del poderío económico basta el siguiente ejemplo: en medio de la crisis de las hipotecas en Estados Unidos, el fondo soberano de Singapur compró una participación minoritaria en un banco suizo afectado por la crisis. Pagó US$ 9,75 mil millones en notas convertibles en acciones que podrían darle cerca de 7% de United Bank of Switzerland.

El éxito económico sin precedentes pareciera ser la explicación a la apatía política de los locales. Pareciera existir un contrato tácito entre la población y el gobierno. En tanto el gobierno administre eficientemente el estado y prolongue la bonanza económica y el bienestar de los habitantes, la población mantiene su voto de confianza. La gran pregunta es si las nuevas generaciones, criadas en una riqueza incomparable en la región, estarán dispuestas a renovar el contrato.

(*) Wikipedia: "Singapore"

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