NOTAS DE VIAJE. UNA PORTEÑA EN SINGAPUR (I)
Por Claudia Lago
De viaje por razones de trabajo, tuve la oportunidad de visitar Singapur por segunda vez. Tal como me había sucedido un año atrás, quede impresionada por la pujanza económica. En cada cuadra se construye al menos una torre de 30 pisos. Nuestro hotel tenía alas en construcción. Pensamos en mudarnos pero nuestra segunda opción también tenía una remodelación en marcha. La ciudad no para nunca. Los comercios abren de 10:00 AM a 10:00 PM todos los días de la semana. En diciembre el horario se extiende hasta las 11:00 PM. Orchard Road, el equivalente de la avenida Santa Fe, tiene tres shopping malls por cuadra. Los negocios están llenos de turistas de los países vecinos que vienen a Singapur porque es un lugar seguro.
Hasta las 11:00 PM se puede ver contingentes de compradores yendo y viniendo cargados de paquetes. Conseguir un taxi es un drama. Los negocios-insignia de las marcas de lujo como Gucci o Louis Vuitton desbordan de gente. En verdad hay filas de hasta 50 personas esperando en la puerta para entrar. Parece increíble si se tiene en cuenta que cada comprador gastará no menos de € 1000. Caminar por Orchard Road es toda una experiencia. Es en parte una lección de marketing avanzado. En 500 metros se pueden encontrar la mayor parte de las marcas europeas o estadounidenses de indumentaria.
Un tema aparte es la actitud de los locales respecto de los turistas. Creo que para el taxista, la masajista del spa o la manicura, un turista es una fuente potencialmente infinita de negocios. Inmediatamente después de iniciada una conversación, comenzarán a recomendar dónde comprar joyería, electrónicos o artículos de lujo. Pareciera que se comportaran como accionistas de una empresa imaginaria llamada Singapur S.A. La televisión del hotel repetía a cada hora que Singapur es uno de los lugares más seguros del mundo. Los turistas pueden continuar sus compras hasta horas avanzadas de la noche sin correr ningún riesgo.
Singapur es caro aún para quienes ganamos un salario en euros. Es muy difícil encontrar bargains. Una comida en un buen restaurant en un shopping cuesta alrededor de € 50 por persona, excluyendo bebidas y postre. Mi plato favorito fue el Black pepper crab del Cristal Jade Golden en Paragon, una recomendación de un colega de Hong Kong que vive en la ciudad.
Un tema que no entiendo. Los asiáticos son locos por las marcas occidentales desde Gucci hasta Gap. Compran frenéticamente todo tipo de productos por la etiqueta. No entiendo cómo todavía no se desarrolló la fidelidad a las marcas chinas o japonesas. En mi recorrido por Orchard Road, solamente encontré Muji y Shanghai Tang. Takashimasha, una famosa tienda japonesa, solamente vende productos de marcas europeas o estadounidenses.
Creo que los profesionales de marketing y publicidad argentinos debieran explorar oportunidades en el Sudeste Asiático. Tiene que haber empresas chinas buscando desarrollar su concepto de marca.
viernes, diciembre 14, 2007
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