NOTAS DE VIAJE. UNA PORTEÑA EN EL CAIRO (II)
Por Claudia Lago (*)
Siendo porteña y habiendo viajado por el Sur de Italia, creía que conocía las mayores expresiones del desorden en el tránsito. En Egipto, el caos del tráfico adquiere una nueva dimensión. Creo que un sociólogo podría escribir una tesis sobre el grado de civilidad de los habitantes de una región en relación al respeto de las normas de tránsito.
El tránsito del Cairo es difícil de describir. Haciendo una comparación, el tráfico de Buenos Aires podría estar más próximo al orden del tráfico en Frankfurt que al desorden del Cairo. Paso a explicar. Los porteños conocen las normas pero no siempre las respetan. Pueden pasar la luz roja, desconocer el límite de velocidad o estacionar en cualquier lado.
Los egipcios no tienen normas. No hay carriles en las calles. No hay semáforos. La gente cruza en cualquier lugar. Para protegerse, se juntan en grupos de diez o veinte personas que cruzan juntas. El comportamiento de los conductores es errático. Vi varias veces autos parados en lo que sería el carril más rápido de una autopista. También vi autos retrocediendo marcha atrás en la autopista.
Nuestro cliente nos puso un auto con chofer a disposición. Supuestamente nuestro chofer entendía inglés básico. Durante nuestros traslados del hotel a la oficina experimentamos situaciones indescriptibles. Un día que nuestro chofer malinterpretó el destino de nuestro viaje, paró en una rotonda de alto tránsito para discutir con la secretaria. Creíamos que el tráfico iba a pasarnos por encima.
Los conductores egipcios viven frenando y acelerando porque las calles no tienen capacidad para la cantidad de autos que circulan. En este ejercicio de frenar y acelerar permanentemente, cada dos metros, es usual que choquen. Por lo tanto se puede ver que casi todos los autos tienen luces rotas y varios "bollos" en el paragolpes, el baúl y el frente.
Los autos son viejos. Vi muchísimos Fiat 128 convertidos en taxis. El tránsito en las rutas es todavía más peligroso. Un colega que viajó 500km para visitar el desierto me comentó que casi muere de un ataque al corazón. La ruta es de doble mano: un carril de ida y otro de vuelta. Los autos circulan por el medio. Cuando un auto viene en la dirección opuesta, lo esquivan.
En general, los autos se hacen señas de luces para indicar que vieron el vehículo que viene en la dirección opuesta. Sin embargo, muchos autos y camiones no hacen señas porque no tienen luces. Es terrible ver que un camión viene en la dirección contraria —en el mismo carril— y no hace luces. Los conductores pueden quedarse dormidos por el cansancio y la monotonía del paisaje. Ver camiones sin luces por el medio de la ruta en dirección opuesta casi mata de un ataque al corazón a mi colega holandés.
Cuando le pregunté a los colegas egipcios porqué manejaban por el medio de la ruta me dieron una explicación. La intención del que maneja es protegerse de eventuales choques. Algunos automovilistas estacionan para dormir sin dejar luces encendidas. Estacionan usando parte del carril y parte de la banquina. Si los autos manejaran por su carril, correrían el riesgo de llevarse por delante a los autos parados sin luces!
Resumiendo mis impresiones: mientras el tránsito porteño es caótico y agresivo, el tránsito del Cairo es errático y todavía más peligroso. Mis amigos economistas pueden hacer analogías a las discusiones sobre reglas versus discrecionalidad, y al alto costo asociado a la falta de predictibilidad en la política económica.
(*) Ver Nota I. La serie anterior es "Una porteña en Singapur" (I, II, III, IV y V)
lunes, marzo 10, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Claudia,
Muy interesante..!!!!
Un abrazo y saludos a ambos.
Ricardo
"Creo que un sociólogo podría escribir una tesis sobre el grado de civilidad de los habitantes de una región en relación al respeto de las normas de tránsito", interesante teoría!
tus relatos son fantásticos y, a la vez, estremecedores, muchas gracias!
Publicar un comentario