LIQUIDEZ GLOBAL. CHARLES DE GAULLE & LA "DECONSTRUCCIÓN" DEL DÓLAR (*)
. 14e. Landelijke Amerikanistendag
¿Porqué escribir sobre Charles de Gaulle y el dólar? De entrada, la idea me pareció interesante por las similitudes entre la década de los 1960s y el momento actual. En los 1960s regían los acuerdos de Bretton Woods, en virtud del cual las monedas de los países de Europa continental y de Japón estaban atadas al dólar via un tipo de cambio fijo. La deliberada subvaluación de estas monedas permitía a Europa y a Japón exportar en condiciones muy favorables a los Estados Unidos. Hoy, China cumple un papel similar con su $1 trillion en tenencias de Treasury bonds.
Los Estados Unidos peleaban una guerra muy impopular en Vietnam, y su actitud era percibida como unilateral: algo parecido puede decirse hoy de la Guerra de Irak. Para de Gaulle, el presidente Lyndon Johnson era un “cowboy de izquierda” (un cowboy radical). Una imagen similar, aunque con distinta orientación política, suscita en el Viejo Continente el actual ocupante de la Casa Blanca.
De Gaulle & la politique d’équilibre
La clave para entender las batallas monetarias de los 1960s está en la politique d’équilibre del presidente francés. De Gaulle pensaba que las naciones eran comparables a los seres humanos, con sus oscuras pasiones: envidia, resentimiento, celos, miedo. (De Gaulle estaba convencido que él mismo era Francia). La excesiva concentración de poder puede despertar estos "sentimientos elementales" ― con consecuencias potencialmente devastadoras para la paz mundial.
De Gaulle pensaba que uno de los deberes de Francia era precisamente equilibrar el exceso de poder de los Estados Unidos dentro de la alianza occidental. La construcción de un arsenal nuclear propio, el reconocimiento de China comunista, y el retiro de la NATO fueron algunas de sus iniciativas más salientes en materia de seguridad. Pero también tomó algunas medidas espectaculares en el área monetaria.
La conferencia de prensa del 4 de febrero de 1965
Desde 1958, los Estados Unidos venían sufriendo déficits en la cuenta corriente del balance de pagos. Las pérdidas de oro, en momentos en que estallaba la crisis de Berlín, eran una fuente de preocupación creciente. A finales de 1960, un ataque especulativo contra el dólar fuerza la adopción de mecanismos ad hoc como el gold pool y la revaluación del marco alemán y del florín holandés (además de una contribución "voluntaria" de Alemania para pagar la estadía de las tropas aliadas en su territorio).
El presidente John F. Kennedy decide movilizar sus considerables recursos retóricos para intentar "levantar" el alicaído dólar. En sus discursos intenta presentar el billete verde como "la moneda de Occidente", "la moneda del mundo libre". "Si el dólar no exisitera" ―afirma Kennedy en 1962― "sería necesario inventarlo".
El 4 de febrero de 1965, Charles de Gaulle dedica una conferencia de prensa en el Palais de l’Élysée a la cuestión del dólar. Asesorado por el economista Jacques Rueff ―uno de los arquitectos del exitoso plan de estabilización de 1959― De Gaulle aboga por un regreso al patrón-oro, y propone una audaz "deconstrucción" del dólar. A la visión cuasi-romántica del dólar defendida por los presidentes estadounidenses, el líder francés opone una caracterización menos idílica.
El dólar, afirma De Gaulle, es un "exorbitante privilegio" que le permite a los Estados Unidos vivir más allá de sus medios. La influencia de Rueff es evidente. En 1961, el economista había publicado en Le Monde una serie de artículos explicando el problema esencial de todo sistema de moneda internacional de reserva: la ausencia de ajuste. Al reciclar el superávit hacia el mercado de crédito de los Estados Unidos, Europa occidental provocaba, según Rueff, una baja artificial de las tasas de interés en dólares ("inflando" así los mercados de activos).
"Nada le escapa al imperialismo americano", le había dicho De Gaulle a su ministro de educación Alain Peyrefitte antes de la conferencia de prensa. Y agregó: "Pero su forma más insidiosa es el dólar".
De Gaulle actúa : éxitos iniciales de la "deconstrucción"
La conferencia de prensa del presidente francés coincide con una aceleración de las compras de oro de Banque de France. Francia podría haber optado por mantener su oro "en custodia" en la Reserva Federal de Nueva York. Pero De Gaulle, ansioso por agregarle dramatismo a sus inciativas, ordena que aviones especiales de Air France vayan en busca del oro físico ― a pesar de los enormes costos de flete y seguro.
Entre 1965 y 1966, las compras de oro de Francia superan el crecimiento de sus reservas en dólares. En los Estados Unidos, se habla de "Gaullefinger" en referencia a la película de James Bond (Goldfinger) en la que un malvado intenta robar el oro de Fort Knox.
Por otra parte, De Gaulle le ordena a Banque de France retirarse de las operaciones de rescate piloteadas por el G10 del Bank for International Settlements a favor de la libra esterlina. Debilitar la posición de Inglaterra ―aliado de los Estados Unidos con tropas en Asia del Sudeste― es una obsesión de De Gaulle. Al final, lo consigue: en noviembre de 1967, la libra es devaluada. Mientras tanto, los problemas de Gran Bretaña llevan indirectamente a la caída del gobierno pro-Estados Unidos de ... Alemania.
Cuando cae el gobierno del canciller Ludwig Erhard, obligado a proponer una suba de impuestos para pagar las tropas aliadas (ante la imposibilidad de una significativa contribución británica), De Gaulle celebra el gran triunfo de su politique d’équilibre en el área monetaria. En 1967, un diario de St. Louis describe las tenencias de oro de Francia como una "monetary force de frappe": una clara referencia al arsenal atómico francés. El curso paralelo de las políticas francesas (en seguridad y en finanzas internacionales) resulta evidente.
El año que sacude al mundo: 1968 y las fallas del enfoque gaullista
En marzo de 1968 estalla el mercado del oro en Londres. El sistema de Bretton Woods está al borde de la ruina. La ofensiva Tet en Vietnam, si bien fracasa en lo militar, contribuye a cambiar la opinión pública en los Estados Unidos. Los déficits del presidente Johnson terminan por costarle caro políticamente.
De Gaulle parece haber triunfado. Pero 1968 también "sacude" al presidente francés. El master of the game at world politics, como lo llama Walter Lippmann, detesta los "checks and balances" … en casa. La ausencia de independencia de Banque de France introduce un elemento de inseguridad; el costo del capital es mayor en París que en Frankfurt o Amsterdam. Cuando estalla el Mayo 68 en las afueras de París, la fragilidad financiera de Francia salta a la vista.
El golpe de gracia para De Gaulle llega con la invasión soviética de Checoslovaquia en agosto de 1968. El dólar, que había sufrido una crisis letal en el mes de marzo, recupera posiciones ante la fuga de capitales en Europa. Por primera vez en una década, los Estados Unidos registran un (leve) superávit externo. El pánico obliga al cierre de la Bolsa de París. Los inversores venden francos franceses ante la inseguridad creada por la invasión soviética y por las presiones sobre el presupuesto derivadas de la revuelta estudiantil.
La "deconstrucción" del dólar: resultado mixto
La "deconstrucción" del dólar, en definitiva, presenta un cuadro de resultados mixto. De Gaulle obtuvo importantes éxitos en el corto plazo: la devaluación de la libra esterlina, la caída de Erhard, el ataque sobre el dólar.
El presidente francés detestaba las instituciones supra-nacionales; de todas maneras, es justo afirmar que su crítica del sistema de Bretton Woods lleva a Europa occidental a reflexionar sobre la conveniencia de una moneda única. En 2004, el ex-presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, afirmó que el euro actuaría como un "freno" (check) a la tendencia de los Estados Unidos de sobre-utilizar el dólar. Es difícil imaginar un homenaje (póstumo) más claro a la politique d’équilibre del presidente francés.
Pero De Gaulle nunca llegó a percibir nítidamente hasta qué punto Europa se había visto beneficiada con el dólar fuerte. El acceso al enorme mercado de los Estados Unidos permitió la reconstrucción del Viejo Continente luego de la destrucción de 1939-1945. En definitiva, los sistemas basados en una moneda de reserva son adictivos, y no solamente para el que consume: también para el que exporta (bien lo saben, en 2007, China y ... la Argentina).
Otra falla de la "deconstrucción" aparece durante la invasión soviética de agosto de 1968. El dólar se vio beneficiado por la percepción de la solidez militar de los Estados Unidos, justo cuando De Gaulle ―pensando en el inminente final de la Guerra Fría― bajaba el gasto en armamentos. Hoy, la debilidad militar de Europa es una de las razones por las cuáles China no diversifica sus reservas de manera masiva hacia el euro.
(*) Síntesis de mi presentación el Landelijke Amerikanistendag, Utrecht, 2 de marzo de 2007.
lunes, marzo 05, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario