miércoles, marzo 01, 2006

LIBROS & ENSAYOS. PORQUÉ ATRAE LA IDEA DE OCCIDENTE
. J.M. Roberts. The Triumph of the West. The Origins, Rise and Legacy of Western Civilization. Londres: Phoenix Press, 2001 [1985].

Intento normalmente reseñar libros recientes, pero esta es una excepción (para mí) importante. The Triumph of the West fue publicado inicialmente en 1985; en 2001, por razones fáciles de comprender, fue re-editado por Phoenix Press. Un libro con un tema tan amplio forzosamente contiene decenas (por no decir centenares) de ideas para comentar.

Tengo la sensación que Roberts subestima la importancia de las instituciones políticas anglo-sajonas. En su racconto de la Edad Media, menciona los logros del Parlamento inglés, cuando lo verdaderamente relevante es el nacimiento del common law y del juicio por jurados. (Tampoco menciona a James Madison, ni a la Constitución de los Estados Unidos de 1787).

En esta reseña me limito a dos o tres temas: la "semi-casualidad" histórica que representa el auge de Occidente (y lo que implica esta percepción); la polémica cuestión de la "Occidentalización" de otras culturas.

Occidente como "semi-casualidad" histórica (la importancia de la geografía)
J.M. Roberts es un entusiasta partidario de la civilización Occidental. Pero esto no significa que ignore sus puntos débiles, ni que quede atrapado en un absurdo sentimiento de superioridad. Todo lo contrario. Desde la Decadencia del Imperio Romano, publicada por Edward Gibbon a partir de 1776, sabemos que Occidente tuvo ... una suerte increíble.

Con la caída de Roma, el mundo occidental se desintegra en varias entidades políticas que compiten entre sí por la supremacía: el Papa, el reino de Francia (limitado inicialmente a los alrededores de Paris), el reino anglo-normando a partir de 1066, el Emperador germánico, los reyes cristianos de la península ibérica, etc. La maravilla es que ... ¡nadie logra prevalecer!

Nace entonces un espontáneo sistema de equilibrio ―con alianzas, guerras, matrimonios dinásticos― que impide la consolidadción del poder en una única entidad "totalitaria" como sucede en el Islam, en China, y (más tarde) en Europa oriental. Para prevalecer, cada cual tiene que competir, lanzando innovaciones como el juicio por jurados y el parlamento (Inglaterra), la libertad comercial de las ciudades (Italia, Flandes), el adelanto científico y tecnológico, etc.

A este conocido panorama, Roberts agrega un "toque" geográfico: Gran Bretaña es una isla; las montañas aíslan a España e Italia, Venecia está protegida por sus lagunas, etc. ¡Las conquistas son geográficamente imposibles! Desde este punto de vista, el contraste con el resto del mundo civilizado es abismal: el desierto árabe, la planicie moscovita y las estepas asiáticas se prestan a una conquista militar bajo un poder unificado y concentrado.

Este panorama resulta crucial para entender porqué Occidente desarrolla el gobierno representativo, la libertad económica, la independencia judicial, etc. A Enrique II de Inglaterra, por ejemplo, le hubiese encantado ser el Califa, el Zar o el Emperador de Europa Occidental: pero era algo geográficamente imposible.

Los occidentales desarrollaron la forma de gobierno más eficaz de la historia porque sus monarcas se vieron obligados a competir entre sí. La superioridad histórica de Occidente fue, en buena medida, una gigantesca casualidad. Roberts explica porqué la historia y la geografía de Rusia la llevaron a adoptar un esquema de poder concentrado, dificílmente compatible con las nociones occidentales de libertad y democracia.

El cristianismo como factor esencial
Pero no todo es geografía: si fuera así, la India podría haberse desarrollado de manera similar a Europa occidental. Roberts argumenta que el Cristianismo, que nace de la fusión de la cultura griega (racionalismo e individualismo) y judía (auto-crítica y deseo de mejorar) es el factor que más nítidamente define a Occidente.

El mensaje del Cristianismo, agrega Roberts, es demoledor para las culturas basadas en el autoritarismo, el paternalismo y el estricto órden jerárquico. Nada ilustra esta idea mejor que la situación de las mujeres. Hasta bien entrado el siglo XIX las viudas de centenares de miles de hindúes eran ... quemadas vivas junto al cadáver de su marido.

El abuso institucionalizado de las niñas, la mutilación sexual, el matrimonio forzado, la esclavitud, los pies vendados (en China): todas estas prácticas desconocidas en Occidente actuaron, actúan, y actuarán ―según Roberts― como un poderoso incentivo a la ... occidentalización del mundo. ¿Porqué será (me pregunto yo) que casi todas las chicas japonesas y chinas que uno ve por la calle se tiñen el pelo de color castaño?

Conclusión: ¿Darwinismo civilizacional?
¿Cómo hacen las demás civilizaciones para protegerse del "tsunami" que significa el atractivo de Occidente? La respuesta de Roberts es sencilla: tendrán que occidentalizarse. Sólo así lograrán mejorar sus economías, y sólo así lograrán generar la libertad y las satisfacciones materiales que sus poblaciones demandarán a medida que crezcan las formas modernas de comunicación (otro invento occidental).

Así lo han hecho Japón, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Hong-Kong, y así lo están haciendo ... la India y China (país que, según algunas estimaciones, ya cuenta con cien millones de cristianos). Desde un punto de vista personal, esta conclusión me parece particularmente interesante. Desde hace varios meses, vengo "taladrando" a los lectores de Mackinlay's con las ideas "anglo-sajonas" de governance y frenos y contrapesos institucionales.

Tómelo como una manera de patriotismo: occidentalizar a la Argentina es la mejor manera de protegerla.

3 comentarios:

MarcosKtulu dijo...

Interesante ensayo, por lo que veo toca varios puntos muy importantes.
También me preocupan ciertos productos genuinos de occidente, como la inquisición y la quema de mujeres (secularización mediante, afortunadamente algo del pasado), tan peligroso como el ateismo, y el comunismo y el nazismo. Afirmar las virtudes de occidente no es negar que tenga defectos, pero en el caso de estos engendros, algo debía estar (o está) MUY mal.

MarcosKtulu dijo...

Perdón quizás asimilo demasiado occidente a Europa continental (esta es una idea muy Ribas), problema evitable si uno asemeja occidente al orbe anglosajón (incluyendo Holanda), pero ahí se pierde de la riqueza del pensamiento y vivencias continentales.

Agustin dijo...

Marcos: buenos puntos. Roberts ve en el nazismo un misterioso movimiento no-occidental (la esvástica viene de Asia, etc.) Pero no da muchos detalles. En cuanto al comunismo, sí lo trata como un "producto" occidental, derivado del mito de progreso eterno, etc.

Pero su aplicación en Occidente siempre fue "light". Fue en Rusia y en China donde se tradujo en barbarie. Temas como la quema de brujas y la esclavitud: fue Occidente la primera civilización en prohibirlas.

(Nada de esto le quita nada a la tremenda naturaleza humana, por supuesto).