PRIMERAS IMPRESIONES DE LA ARGENTINA ...

En la sobre-mesa de un excelente asado, la conversación pasó rápidamente a la situación político-económica de la Argentina. Mis sensaciones, como siempre en estos casos, son mixtas. La familia y la espectacular geografía del país son las dos cosas que más me atraen de la Argentina. Lo que más me aleja: la sensación de estar en un lugar relativamente periférico, y la evidencia diaria del deterioro institucional.

[1] El miedo frente a la fuerza bruta. En el auto, llegando a la esquina de Sargento Cabral y Suipacha, veo a una mujer —aparentemente de condición humilde— preparándose para cruzar la calle. Le cedo el paso. A la mujer le cuesta creerlo. Insisto con un gesto de la mano, y finalmente cruza la calle. Mi conclusión, exagerada como siempre: el costo del capital es alto en países donde la gente se acostumbra a que la fuerza bruta (en este caso, un automóvil) se imponga tan fácilmente frente a la ley. [Ver "Haarlememeerstation: la maravilla de la civilità".]

[2] ¿Colapso de infraestructura? Las veredas de la calle Santa Fe dan lástima. Un tren tarda 40 horas en unir Buenos Aires y Misiones. Las esperas en los aeropuertos son interminables. Los colectivos de la ciudad: mejor ni mencionarlos. Los taxis son inseguros. La red de gasoductos está paralizada por ... escándalos de corrupción. Lo que está en juego es nada más y nada menos que la conectividad de la Argentina a la vibrante economía mundial. Si no se puede transportar a la gente y a los bienes, el resultado será ...

[3] Total confusión de poderes. Según el diario Perfil, el poder ejecutivo incorporó un nuevo helicóptero a un costo de US$ 200 mil mensuales para uso de ... ¡la Sra. Kristina! El Senado de la Nación no existe. Una senadora goza de privilegios exorbitantes — además del acceso a la información privilegiada. El solo hecho del matrimonio entre el titular del ejecutivo y la virtual líder del Senado destruye al augusto cuerpo. Esta es la verdadera diferencia con Hillary Clinton, que esperó hasta la elección del 2000 —cuando caducaba para siempre el mandato de su marido como titular del ejecutivo— para presentarse al Senado.

[4] Libros. Todavía no tuve tiempo de tomarme un par de horas para recorrer en serio las librerías porteñas. Hasta ahora, de lo poco que vi destacaría: Fernando A. Iglesias. Kirchner & yo. Porqué no soy kirchnerista (Sudamericana: 2007); Marcos Aguinis. El atroz encanto de ser argentinos 2 (Planeta: 2007); Hugo Gambini. Historia del peronismo. El poder total 1943-1951 (Vergara, 2007). Gambini cita la famosa frase de Perón, cuando iniciaba su ataque contra la independencia judicial: "Pongo el espíritu de justicia por encima del Poder Judicial". Es la famosa —y costosísima— confusión entre derecho y justicia.

[5] Independencia judicial & inversión. El diario La Nación publica dos notas sin vínculo aparente. La primera, en la sección principal, destaca la pésima percepción de la justicia argentina. (Adrián Ventura: "Los jueces argentinos, muy poco confiables"). La segunda, en la sección económica, resalta la caída de la inversión en 2007 ("Caen 26% los anuncios de inversión este año", retomada por InfoBae). Pero estoy convencido que el vínculo existe. A los economistas argentinos, formados con libros de texto publicados en los Estados Unidos —donde los checks and balances forman parte de los supuestos—, nos cuesta ver el elefante en el living room: sin independencia judicial, no puede haber inversión en serio.

[6] ¿México al Mercosur? La Argentina debería solicitar el ingreso a la Unión Europea. Lo dije y lo repito. ¿Problemas geográficos? Ahora el Sr. "K" invita a un país norte-americano a unirse al Mercosur.