lunes, agosto 20, 2007

FRENOS & CONTRAPESOS. EL BLOG DE MONTESQUIEU: NOTAS DE LECTURA [5] (*)
. Montesquieu. El Espíritu de las leyes

- Tasas de interés & inseguridad de la propiedad [Libro V, cap. 15, p. 298]. Magnífica definición de Montesquieu: "En los Estados despóticos, la pobreza y la incertidumbre de las fortunas naturalizan la usura". Es decir: en el mercado de crédito, la oferta de recursos prestables se contrae a medida que la concentración del poder desestabiliza la propiedad. Esta es, a mi criterio, la principal causa del atraso económico de ... ¡la Argentina! (El 22 de marzo tocamos este tema en Mackinlay's).

- Autoridad "balanceada" [Libro V, cap. 16, p. 300]. En el gobierno despótico, "la autoridad no puede ser balanceada" (l'autorité ne peut être balancée). Probablemente influenciado por Voltaire y por Bolingbroke, Montesquieu utiliza el verbo "balancer". La generación posterior de philosophes utilizará la palabra "équilibre".

- La ley debe ser conocida [idem]. "En los países moderados, la ley es siempre sabia, es conocida por todas partes, y los jueces más insignificantes pueden seguirla. Pero en el despotismo, donde la ley no es sino la voluntad del príncipe, aún cuando el príncipe sea sabio, ¿cómo podría un magistrado seguir una voluntad que no conoce?" Espectacular pasaje, aplicable a la realidad de más de un país sud-americano.

- A favor de la doctrina del precedente [Libro VI, cap. 1, p. 307]. "Estos tribunales emiten fallos; los fallos deben ser conservados; deben ser aprendidos, para que se juzgue hoy como se juzgó ayer, y que la propiedad y la vida de los ciudadanos queden aseguradas y fijas como la constitución misma del Estado". Montesquieu establece claramente el vínculo entre la doctrina del precedente y la estabilidad de la propiedad.

- Independencia judicial [Libro VI, cap. 5, p. 314-316]. Si el príncipe actuara como juez, entonces "la constitución quedaría destruida, los poderes intermedios, aniquilados: veríamos el final de toda formalidad en los juicios; el temor se apoderaría de todos los espíritus; las caras se pondrían pálidas; no más confianza, no más amor, no más seguridad". Y agrega, con una frase que parece anticipar el Federalista No. 10: "Si el príncipe juzgara los crímenes, sería juez y parte". Luego: "Las sentencias emitidas por el príncipe serían una fuente inagotable de injusticias y abusos". En definitiva, concluye Montesquieu, si el príncipe quiere actuar como juez, se arruinará: "Trabaja no para él, sino para sus seductores contra él".

(*) El Espíritu de las leyes es el libro-top, junto al Federalista, en materia de división de poderes y checks and balances. Utilizamos la versión de las Oeuvres complètes, Vol. II (Paris: Gallimard, 1951). Ver notas anteriores: [1], [2], [3] y [4].

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