miércoles, febrero 07, 2007

FRENOS & CONTRAPESOS. Montesquieu: notas de lectura [1] (*)
. Montesquieu. El Espíritu de las leyes

- La división y el equilibrio de poderes aburren. Montesquieu se refiere al mortel ennui que causa este tipo de literatura (prólogo, p. 229). Sabe que corre el riesgo de aburrir al lector. (Esta fue una de las grandes ventajas de la Revolución francesa con respecto a la estadounidense: la concentración del poder genera ilusión y entusiasmo, y atrae a los intelectuales).

- Los que nunca dudan son ignorantes. "Dans un temps d'ignorance on n'a aucun doute" (prólogo, p. 230). O sea: ojo con los que están demasiado seguros de sus ideas políticas.

- Plutarco y el "rule of law". "La loi, dit Plutarque, est la reine de tous, mortels et immortels" (I, 1, p. 232). Hasta Dios, dice Montesquieu, tiene sus leyes.

- La naturaleza humana. El ser humano "est sujet à l'ignorance et à l'erreur ... il devient sujet à mille passions" (I, 1, p. 234). Montesquieu adhiere a la tradición de Maquiavelo, transmitida luego a los escritores anglo-sajones: no "compra" la idea de la bondad natural del ser humano, que Rousseau está a punto de publicar, con enormes repercusiones (¿Para qué dividir el poder si somos todos tan buenos?)

(*) El Espíritu de las leyes es el libro-top, junto al Federalista, en materia de división de poderes y checks and balances. Utilizamos la versión de las Oeuvres complètes, Vol. II (Paris: Gallimard, 1951).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Leíste los dialogos en el infierno entre montesquieu y maquiavelo de Joly?

Agustin dijo...

Sine Metu. No, ni idea. De que se trata?

Sine Metu dijo...

Dialogos en el infierno, es un dialogo ficticio entre Maquiavelo y Montesquieu, escrito en la misma época en que fueron escritas las Bases de Alberdi. El ejemplar que tengo tiene como subtitulo el libro que inspiró a Perón. Es una crítica a Napoleón III, pero al mismo tiempo un manual de manipulación de los ciudadanos para convertirse en un tirano democrático. Es una herramienta fenomenal para abrir los ojos a los incrédulos que se creen todo lo que les dice el gobierno.