viernes, junio 29, 2007

ALEMANIA Y RUSIA: PORQUE TE QUIERO TE APORREO

Por Hugo Perini

Curiosa relación la que han mantenido Prusia y luego Alemania con Rusia durante los últimos dos siglos: aliados contra Napoleón; fue el servicio secreto alemán el que introdujo clandestinamente a Lenín en Rusia para que con su accionar revolucionario desestabilizara a ese país y lo sacara de la primera guerra mundial, haciendo caer el frente oriental para que así Alemania pudiera concentrarse contra la Entente Cordiale en el frente occidental.

Luego llega el pacto secreto de no agresión entre Stalin y Hitler, negociado por Von Ribbentrop y Molotov, en el que mucho no creeían los rusos, considerando la profundidad de los subterráneos construídos en Moscú y San Petersburgo durante la década del 30 y que luego fueron usados como refugios antiaéreos; para terminar finalmente como enemigos acérrimos, combatiéndose con una saña tal, de lo que el sitio de Leningrado es una acabada muestra.

Sin embargo, desde Prusia en adelante, la fascinación por el Este ha sido una constante de la geopolítica alemana. A tal punto se percibía este sentimiento, que, luego de la capitulación, tras la derrota en la segunda guerra mundial, a lo que sobrevino la partición y la creación de la República Federal, el nuevo canciller federal Konrad Adenauer -católico y ex alcalde de Colonia, en cuya casa, según comenta Paul Johnson, se rezaba todas las tardes el Santo Rosario para que la Alemania nazi perdiera la guerra- decidió instalar la capital del nuevo estado en Bonn.

Esta ciudad de Renania, que además de ver nacer al gran Beethoven, era una de las más occidentales y más cercanas a París, el viejo adversario con el que finalmente Alemania se reconcilió, acto que dio orígen a la actual Unión Europea, moviendo de esta forma el fiel del antiguo debate alemán desde la "Kultur" hacia la civilización.

Luego, con la caída del muro de Berlín, renace ese "embrujo oriental", y las empresas alemanas se hacen cargo por ejemplo de las principales industrias de Checoslovaquia y Hungría como Skoda y Tungsram. Con Rusia sucede algo similar, aunque más sutil. Luego de mi llegada a Moscú, pasada la primera impresión al atravesar el control migratorio, que tan bien describe Margarita en su nota "Viaje a Rusia: Primer impacto", publicado en su blog Marmara-Marga el pasado 3 de junio, me recibió la persona encargada de llevarme a mi hotel.

Luego de los saludos de práctica nos pusimos en camino. El silencio fue quebrado a mitad del trayecto cuando, faltando unos diez kilómetros para llegar a la capital rusa, me señaló el lugar de la máxima ofensiva alemana, desde donde, según me informó, los alemanes veían con sus potentes prismáticos la Plaza Roja de Moscú, a la que sin embargo nunca llegaron, como me señaló con indisimulado orgullo.

Por su parte, en San Petersburgo no es casual que, para entrar a la ciudad por cualquier camino, hay que pasar por el "Monumento a las víctimas del sitio". Al preguntar a María, mi guía en tan encantadora ciudad, sobre el orígen de los numerosos visitantes, lo que ha dado lugar a un verdadero "boom" turístico, me indicó que eran prácticamente de todo el mundo. Tratando de obtener más precisiones pregunté si recibía también turistas alemanes.

"POCOS", fue la incómoda respuesta, dándome a entender que la historia del sitio y los tremendos sufrimientos materiales y morales que el mismo impuso a la población -canibalismo incluído, según los últimos estudios- parece estar todavía bastante fresco para ambos pueblos.
Sin embargo, resulta claro para el visitante que “modernidad” en Rusia, es sinónimo de Alemania, no de Estados Unidos, como por ejemplo parece percibirse cada vez más en Italia.

En efecto, la mayoría de los automóviles que circulan por Moscú y San Petersburgo son alemanes o fabricados por empresas alemanas, llamando la atención del viajero la importancia de las instalaciones de Lufthansa en los aeropuertos de ambas ciudades, como así también la profunda admiración que sienten los ciudadanos rusos cuando arriban al aeropuerto de Frankfurt.

¿Podrán superar a ambos pueblos tantos dolorosos recuerdos del pasado? OJALÁ, la estabilidad de Europa Central, del Báltico y de los Balcanes como así también la moderación de Irán y su política nuclear puedan verse facilitadas por el entendimiento ruso-germano en el marco de la UE, ya que si se está considerando el "difícil" ingreso de Turquía a la misma, porque no pensar en que la "casa común", Europa, pueda extenderse algún día desde el Atlántico hasta el Pacífico.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

1000 gracias x el artículo!

pongo link!