viernes, junio 01, 2007

LIBROS & ENSAYOS. BORGES & LONGFELLOW
. Henry W. Longfellow. Prose Works. Londres: George Routledge and Sons, 1869, 506 páginas.

Conseguí, el pasado Día de la Reina o Koninginnedag, una espléndida edición de los Prose Works de Henry Wadsworth Longfellow por ... ¡35 centavos de euro! Lo leí más que nada por curiosidad, sabiendo que Jorge Luis Borges era un gran admirador. Sin pretender agotar el tema —me falta muchísimo, tanto de Borges como de Longfellow—, esta es una síntesis de algunas ideas inspiradas por el poeta de Nueva Inglaterra:

[1] Admiración por Samuel Johnson. Longfellow recurre a Johnson de manera frecuente. Paul Flemming, el personaje central de Hyperion, tiene una mente dominada por una "ruling passion": la imaginación, con su dosis de esperanza ("many faded hopes"). Otro rasgo johnsoniano-borgeano: el placer de la conversación ("... a single conversation across the table with a wise man is better than ten years' mere study of books") [Hyperion, pp. 12, 13, 30, Kavanagh, p. 224].

[2] La preocupación por la fama: un peligro. "It is the part of an indiscret and troublesome ambition to care too much about fame—about what the world says of us— to be always looking into the faces of others for approval—to be always anxious for the effect of what we do and say—to be always shouting to hear the echo of our own voices!" Un tema recurrente en Borges [Hyperion, p. 42].

[3] Crítica de Goethe. En Hyperion, Flemming conversa sobre Goethe y Eckermann, algo que obsesiona al Borges de las memorias de Bioy Casares. Borges piensa que la fama de Goethe está exagerada, y que los diálogos con Eckermann jamás alcanzan la altura del dúo Boswell-Johnson. Longfellow: "The All-Sided One! The Representative of Poetry upon Earth! The Many-Sided Master-Mind of Germany!" [Hyperion, p. 81].

[4] Sobre el exceso de entusiasmo. "Enthusiasm begets enthusiasm", escribe Longfellow [Hyperion, p. 119]. Esta idea reaparece un par de veces en los diálogos entre Borges y Bioy Casares. Los escritores ingleses del siglo XVIII, y Samuel Johnson en particular, llamaban la atención sobre el peligro de un exceso de entusiasmo, parecido al fanatismo. Esto me recuerda la frase de Benjamin Constant: "L'arbitraire est contagieux".

[5] Admiración por Suiza. Flemming recorre Suiza y se detiene a pensar en Guillermo Tell, que compara a ... ¡George Washington! "Noble examples of a high purpose and a fixed will!" [Hyperion, p. 150]. En su poema "Los Confederados", Borges presenta a Suiza como un modelo de tolerancia y armonía cívica, que la Argentina haría bien en considerar. Suiza es para Borges "una torre de razón y fe", en la cual hombres de diferentes etnias, religiones e idiomas "resolvieron olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades".

[6] ¿Literatura nacional o universal? En Kavanagh, el profesor Churchill debate con el editor Hathaway sobre los méritos de una literatura nacional o ... universal. "But at all events, urged Mr. Hathaway, 'let us have our literature national. If it is not national, it is nothing'. 'On the contrary, it may be a great deal. Nationality is a good thing to a certain extent, but universality is better. All that is the best in the great poets of all countries is not what is national in them, but what is universal" [Kavanagh, p. 234].

[7] El problema de la originalidad. A continuación, Churchill y Hathaway debaten el problema de la originalidad en literatura. Churchill (portavoz de Longfellow en este diálogo), critica a los autores que escriben "for the sake of what some people call originality" [Kavanagh, p. 255]. Aunque Borges era un escritor muy original, despreciaba la búsqueda de la originalidad artística en sí misma: en este sentido, Picasso, Le Corbusier y Joyce eran sus blancos preferidos.

[8] Amor por Islandia. "Iceland is the best land the sun shines upon". El pastor Kavanagh describe la belleza de las sagas islandesas: "... a song of joy, and exultation, and freedom" [Kavanagh, p. 260]. En su poema "Islandia", Borges celebra la isla cuya existencia es un "regalo para todos los hombres". Tras una comida en Reykjavik con María Kodama, en 1976, un escritor local lo reconoce y lo lleva a pasar la noche de gira por las casas de los poetas, que recitan las sagas. A los 77 años, Borges describe el viaje como "un nuevo amanecer".

[9] Interés por la poesía popular. Longfellow: "How universal is the love of poetry! Every nation has its popular songs, the offspring of a credulous simplicity and an unschooled fancy" [Ancient Spanish Ballads, p. 408]. Borges, como es sabido, mostraba gran interés por el tango, especialmente el de los comienzos. (Su madre, al escuchar por primera vez a Piazzolla, pensó que se trataba de "música brasilera").

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